“A nosotros, el Black Friday, nos ha jodido bien”. El pequeño comercio se ha cansado del famoso “viernes negro” importado de Estados Unidos. O, al menos, una parte del pequeño comercio que cada año, eso sí, gana adeptos. Aunque de momento casi todas las tiendas de Zamora (grandes o pequeñas, desde ferreterías a tiendas de ropa pasando por carnicerías o tiendas de colchones) participan en el Black Friday, hay un pequeño grupo de empresarios que han puesto pie en pared y que se resisten en forman parte de una “tradición” que, dicen, les hace más mal que bien. “A ver si nos vamos dando cuenta poco a poco”.
Jesús Domínguez es uno de esos empresarios que, este año, han dicho “basta”. De hecho, él lo hizo hace ya algunas temporadas, cuando vio que “esto del Black Friday para nosotros no era negocio”. Jesús regenta un bazar, el Mardem, en la plaza de la Constitución de Zamora, y reconoce que participó en las primeras ediciones del viernes negro organizadas en Zamora. Ediciones que, ahora cuesta hasta recordarlo, llegaron a presentarse en la Sala de Comisiones del Ayuntamiento de Zamora, que promovían los empresarios particulares y que contaban con la participación de la Asociación Zamorana de Empresarios del Comercio, que ahora también se desmarca del tema. “Entonces era una novedad, era un día, la gente salía a comprar con ganas, no estaba mal. Pero ahora…”.
“¿Qué ha pasado ahora?”. “Pues que esto, lo que ha hecho, es estropear el mes de noviembre”. Porque la gente ahora, si tiene la necesidad de comprar algo a comienzos o a mediados de mes, espera. “Porque ya saben que a finales de mes hay un día que está todo barato”. Y en ese compás de espera, muchas compras se esfuman. “Noviembre nunca ha sido un buen mes para el comercio, pero en los últimos años es el peor”, asegura Jesús.
Así que la estrategia, dice, es “mantener los precios de siempre” por mucho Black Friday que se celebre. “Aquí tenemos unos márgenes pequeños. Si yo hago un diez por ciento habrá gente a la que incluso le parezca poco, pero es que no puedo hacer más. Y si hago más me cuesta dinero. Así que hemos dicho que no participamos más”.
El diagnóstico es parecido al que hace Guillermo de la Iglesia, dueño de una tienda de zapatos, La Casa de las Chiruca, en San Andrés. Hace tres años que no participa en el Black Friday. “Paraliza el mes de noviembre, la gente se espera para comprar algo y algunos se enfadan si no les haces descuento”, apunta.
Para él, lo mejor fue quitarlo cuando “ves que los clientes habituales salen penalizados, algunos se quejaban”. Si hoy el calzado está a tanto, mañana está más barato, y el sábado vuelve al precio original, el cliente que compra a su precio “oficial” se mosquea. “Por respeto a ellos, decidimos quitarlo”, asegura.
De «viernes negro» a «mes negro»
Los comerciantes coinciden, además, en el que el viernes negro se ha ido de madre. “Es que no es solo un día”, aseguran. Fue un día en las primeras ediciones de esta “fiesta del consumo”. A los pocos años, pasó a ser el fin de semana completo. Después, la “semana negra”. Y ahora hay comercios, sobre todo las grandes superficies, que ya van por el “Black Month”. “Para los pequeños comercios, esto es insostenible”.
Azeco pide comprar en el comercio local
La Asociación Zamorana de Empresarios del Comercio, por su parte, pide a los zamoranos que centren sus compras en el comercio local y asegura que muchos pequeños comercios “participan más por necesidad, por obligación, que por estar convencidos de que esto es bueno”. El presidente de la patronal del comercio, Ruperto Prieto, asevera que “el Black Friday beneficia sobre todo al comercio online y no tanto al de proximidad, que se ve arrastrado por la dinámica y no puede hacer mucho para combatirla”. Una fiesta que “reduce los márgenes de las empresas” por periodos de tiempo que lejos de estar ya delimitados a un día, ahora pueden llegar hasta el mes. “No se puede estar así indefinidamente”, zanja Prieto.