Luis y Pilar son un matrimonio de Otero de Bodas que el próximo 1 de diciembre viajará a Madrid. Queda tiempo, pero aprovechan una desapacible mañana del mes de noviembre para ir caminando desde su pueblo hasta la estación del AVE de Sanabria para comprar los billetes. «Eso que dejamos hecho, que luego son más caros». Llegan a la infraestructura de ADIF a eso de la una y media del mediodía, cuando un goteo de viajeros empieza a hacer acto de presencia para coger el tren que, poco más tarde de las dos, pasa por Sanabria y sigue hacia Madrid. A las dos menos veinte salen por la puerta sin billete. «Nada, nos ha dicho el chico», un joven trabajador de ADIF, el único que se ve por ahí a esas horas, «que la máquina no tiene cobertura, que no conecta y que no lo podemos comprar». Vuelta a Otero de Sanabria, de vacío y, además, bajo la lluvia. Porque claro, pese a las quejas, en la estación nunca hay taxis, ni para viajeros ni para nadie.
Parece un caso aislado, pero el de Luis y Pilar es solo uno de los problemas que los usuarios de la estación de Otero llevan meses denunciando. De hecho, las tres personas que a esa hora están en la estación tienen algo que decir. «No suele llegar tarde, pero la estación es más bien un apeadero«, asegura Lucía, una mujer de Sanabria que trabaja unos pocos días por semana en Madrid y a la que el tren le permite aprovechar al máximo las estancias en su tierra. El tren, «que no suele llegar tarde», sÌ se hará de rogar ese día y aparecerá 25 minutos por encima de la hora.Lucía se queja, además, del precio. «Este verano yo me tuve que ir a Zamora y viajar desde ahí en autobús. Por un billete de ida y vuelta me pedían 400 euros«.
Luis García y Pilar Rodríguez, el matrimonio de antes, dicen lo mismo. ¿Los abonos? Una broma. Lo que han hecho con eso es que los trenes siempre estén llenos aunque luego la gente no viaje«, asegura la mujer. Además, «no se pueden comprar aquí», dicen. «Hay que ir a Zamora, y a ver si tienes suerte». ¿No vale Puebla? «No, para los abonos no. Para los billetes sí, el nuestro lo compraremos ahí, pero para los abonos no». ¿Y por Internet? «Nosotros no sabemos».
Estos son solo algunos de los problemas que denuncian los usuarios habituales del AVE, unos problemas que ya han sido trasladados al subdelegado del Gobierno y que este se ha comprometido a poner en conocimiento directo del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias, encargado de la estación. «O del apeadero», dicen los viajeros, «porque aquí no hay ni ascensor. ¿Y si viene alguien que no se vale por sí mismo?», se preguntan. Suele haber «una chica» que se encarga de echar una mano a quien lo necesita, «pero es un peligro». Cuando llueve «hay que bajar por una rampa que comunica la parte de arriba con las vías y que resbala mucho». «Cuando hay hielo, ni te digo», dice Luis. Los usuarios piden «cosas básicas» como, argumentan, «una marquesina» en la zona de las vías para no mojarnos cuando llueve. «Ya lleva dos años abierta, pero aquí nadie pone nada», aseguran.
A estos, concretos de la estación, su suman los problemas ferroviarios ya inherentes a Zamora, como la falta de frecuencias o las dificultades para encontrar billetes. Tanto los diputados socialistas como los responsables de la subdelegación del Gobierno aseguran que trabajan en encontrar una solución que, de momento, no llega. «No hay billetes de Madrid a Zamora, ni a Sanabria, pero pones Ourense y sí hay. Tienes que cogerlo hasta Galicia y bajarte antes. Pero bueno, la diferencia de precio tampoco es mucha…», ironiza Lucía mientras espera en Otero.
Así que a esperar. La llegada del tren Avril, en teoría en 2024, aumentará las frecuencias y hará que haya más plazas disponibles. Y la presencia en la línea de la compañía Avlo, en teoría, abaratará los precios. Este es el horizonte, ya próximo. Pero de momento, lo que hay es otra cosa.