¿Por qué Zamora se quedó fuera de la llamada fiscalidad diferenciada de la que sí se benefician desde el 1 de enero Soria, Teruel y Cuenca? La respuesta evidente tiene que ver con el criterio que tiene en cuenta la Unión Europea a la hora de permitir estas ayudas al funcionamiento de las empresas: la densidad de población. La provincia está por encima de los 12,5 habitantes por kilómetro cuadrado y seguirá así durante un tiempo, salvo desplome (más) histórico. Para manejarse en esas cifras, habida cuenta de que el factor terreno permanece inamovible, el padrón tendría que caer hasta los 132.000 habitantes. Es decir, 35.000 menos que ahora.
Si la tendencia no se revierte, eso llegará, quizá en unos 20 o 25 años, pero la idea de la fiscalidad diferenciada y de todas las medidas que van orientadas a frenar el deterioro demográfico es llegar a tiempo, no dar beneficios tardíos a una tierra sin esperanza, y Zamora cumple todos los demás requisitos para sentir que merece el máximo nivel de ayudas que reciba un lugar despoblado en España. Basta con observar casi cualquier indicador mas allá de la densidad; en prácticamente todos, la provincia opaca cualquier otra crisis demográfica existente en el país.
Lo que se contó en el Congreso de Historia
Durante el Congreso de Historia celebrado hace dos semanas, el asunto de la demografía se abordó desde distintas ópticas, sin dejar de lado esa fiscalidad diferenciada que quizá no ejerciera como solución milagrosa, pero sí como acción positiva. Soria, Teruel y Cuenca ya han reportado algún primer balance sobre el asunto en el que aluden a un cierto impacto positivo de estas ayudas al funcionamiento, pero en el que citan igualmente la pertinencia de que la medida sea más ambiciosa.
Hay que recordar que, en estos momentos, la fiscalidad diferenciada permite que los negocios asentados en estos tres territorios cuenten con una reducción del 5% en la cotización por contingencias comunes en todos los contratos indefinidos, una cifra que se eleva hasta el 15% en los contratos nuevos que se firmen y que crece incluso hasta el 20% en los municipios de menos de mil habitantes. Por eso pelea Zamora, pero también por acceder a todas las líneas de apoyo que estén por venir; por reivindicar que el drama de ser “la zona cero de la despoblación” en España, según expertos como el jefe de la Unidad del Padrón del Instituto Nacional de Estadística, Jorge Vega, al menos ha de ser suficiente para verse respaldada como la que más.
Por lo pronto, el propio Vega, que también trabajó en el área de Reto Demográfico del Gobierno, ya deslizó en Zamora que el criterio de la densidad resulta un tanto “artificial”. El experto dejó patente que la provincia lidera con mucha claridad la caída de población en las últimas décadas, cuenta con una serie de comarcas que muestran un panorama desolador, es el territorio más envejecido del país, su población infantil es la más baja y la proporción de octogenarios la más alta, y la tasa de dependencia carece de rival en el contexto español, con la mortalidad alta y la natalidad baja como colaboradores necesarios de este proceso.
Los datos de José Delgado
Uno de los expertos zamoranos que también intervino recientemente en el Ramos Carrión para abordar el asunto, el profesor de la UNED José Delgado, aportó otra serie de cifras que arrojan luz sobre la gravedad del escenario con datos ajustados incluso al criterio de la densidad: un 85% de los municipios de la provincia está por debajo de los 12,5 habitantes por kilómetro cuadrado, pero es que, además, 74 de ellos se ubican bajo el listón de los 5 vecinos por kilómetro cuadrado, inmersos ya en lo que se consideran “desiertos demográficos”.
¿Por qué esto no es suficiente? Una de las razones que esgrimió uno de los miembros del público asistente al congreso, ya en la fase de debate posterior a una de las ponencias, tiene que ver con la escasa movilización social de la provincia a la hora de librar esta y otras batallas. Lo cierto es que la pelea parece languidecer después de un arranque en el que varios miles de personas se echaron a la calle, el año pasado por estas fechas, para exigir la fiscalidad diferenciada. Fue en vano. Doce meses después, Zamora sigue fuera sin que haya visos de que pueda entrar a corto plazo ni de que esté pudiendo ejercer una presión excesiva sobre sus poderes superiores para que estos trabajen en serio por su inclusión.
Los lobbies
La otra cara de la moneda se encuentra en Soria, Teruel y Cuenca, cuyas organizaciones empresariales llevan ya diez años, desde septiembre de 2013, constituidas como un lobbies “para dar a conocer el gravísimo problema de despoblación que sufren las tres provincias y plantear soluciones desde, por y para el territorio en un momento en el que la falta de población no se consideraba un asunto central”.
Aislada de ese grupo, más allá de que ese mismo año 2013 perdiera 3.000 habitantes sin que a nadie pareciera importarle mucho, Zamora libra esta batalla aparentemente en solitario. Diluida en una comunidad autónoma con un problema demográfico global y sin la fuerza colectiva que ejercen Soria, Teruel y Cuenca, la provincia va perdiendo la batalla mientras su voz se escucha cada vez más lejana; cada vez hay menos personas para alzarla.