Resulta prácticamente imposible probar si alguien se ha planteado alguna vez ir andando desde Zamora a Helsinki o viceversa. Todo apunta a que no. Lo que podría quedar demostrado el 2 de diciembre es que hay al menos un hombre capaz de hacerlo si se lo propone. Ese tipo es José Antonio Nieto, que está a 18 días de culminar un recorrido a pie de unos 4.000 kilómetros, más o menos lo que separa la capital del Duero de la ciudad más importante de Finlandia, con el objetivo de visibilizar la lucha contra el cáncer infantil.
Basta con hacer cuentas: José Antonio va a maratón diario. Jornada tras jornada desde el 2 de septiembre, se pone en marcha a las cinco de la mañana y, en lugar de seguir los consejos de los gurús que campan por las redes sociales, camina y camina con el horizonte cada vez más cercano de Ubrique, el municipio de Cádiz donde reside y que será el destino final de su tercera aventura de estas características.
Sí, José Antonio ya había hecho esto antes. En 2021, para recaudar fondos para financiar la compra de las prótesis que necesitaba un chico de Granada que había perdido las piernas en un incendio; y en 2022, con el objetivo de batallar contra el cáncer en general. En la primera ocasión, hizo 2.200 kilómetros; en la siguiente, 3.200. Y este año ha subido la apuesta.
Una nueva motivación
La razón esta vez es más personal: «En unos análisis, a mi nieta de año y medio le salieron marcadores tumorales altos. En la consulta, salió la palabra leucemia», recuerda este andaluz de 58 años, cuya familia pudo respirar aliviada tras una repetición de los exámenes médicos que descartó ese diagnóstico para la niña. Sin embargo, José Antonio ya había determinado que se situaría ante su mayor reto para echarle una mano a esos chicos y chicas que sí reciben la devastadora noticia de que tendrán que enfrentarse a un cáncer sin apenas haber empezado a vivir.
Con esa decisión en la mochila, el caminante contactó con la asociación «Proyecto por una sonrisa» del Campo de Gibraltar, la destinataria de la ayuda; también con un par de empresas locales que le apoyaron. El resto corre a su cargo, con la colaboración de las redes sociales, y al de los ayuntamientos de los municipios por los que pasa, que le dan cobijo gratuito e incluso le sufragan alguna comida. Este lunes, tocó en Zamora tras partir de Granja de Moreruela.
Contra los elementos
Desde aquí, bajará por la Vía de la Plata rumbo a su destino tras un viaje que ha hecho mayoritariamente solo, muchas veces con agua, viento y frío en contra y con algún problema en el tobillo que le ha lastrado. «Pero estoy bien para intentar terminar el 2 de diciembre», afirma.
Por el camino, este inspector de una empresa de recogida de residuos, que ha recibido el permiso por parte de la empresa para echarse a los caminos, también ha tenido que lidiar con circunstancias personales adversas. En su memoria lleva desde hace días a Lucía, una niña con cáncer que conoció en Granada y que falleció poco tiempo después de su paso por la ciudad nazarí: «Tuve el honor de conocerla y de ver su sonrisa», señala emocionado.
José Antonio batalla por los niños y niñas que pasan por ese trance, con el fin de que sobrelleven lo mejor posible las estancias en el hospital. La asociación con la que colabora «se encarga de mejorar las habitaciones de los hospitales» para amortiguar mínimamente ese golpe de la vida. Todo lo que saque de este viaje servirá para ese fin.